Peter Jackson junto a Guillermo del Toro, tras varias negociaciones con New Line Cinema y MGM, llegaron a la conclusión de que podían y debían llevar El Hobbit, novela escrita por John Ronald Reuel Tolkien, a la gran pantalla en dos partes. Peter, tras ver la nueva trama creada para alargar una historia bastante corta, (libro de apenas 250 páginas), decidió que al final serían tres las partes en las que se dividiese esta historia, cosa que no le hizo gracia a Guillermo y es por ello que sólo es productor en su primera entrega.
En “El Hobbit: Un viaje Inesperado”, nos cuentan la historia de Bilbo Bolson y de cómo Gandalf le convence para formar parte de una aventura llena de peligros, ayudando a 13 enanos a recuperar la ciudad de Erebor, custodiada desde hace años por el dragón Smaug.
Sobre los cambios del libro respecto a la versión cinematográfica, los más importantes en esta primera parte son El concilio Blanco, Dol Guldur y la negra historia del Nigromante (todo un acierto). Otro punto a destacar de esta historia extendida fue meter la venganza personal que tiene Thorin, escudo de roble contra Azog, el profanador (asesino de su abuelo), puesto que nos regalan escenas épicas como la batalla de Azanubizar en las puertas de Moria, junto a una batalla estéticamente perfecta “uno contra uno” sólo vista anteriormente en “Tintin: El secreto del Unicornio” (en la que Peter Jackson se involucró al 50% junto a Steven Spielberg).
En “El Hobbit: La desolación de Smaug”, (título precioso, he de añadir), nos muestran una cinta mucho más adulta que su predecesora, más oscura y sin tantas bromas y chascarrillos entre enanos que además está mejor estructurada. Si no fuese por las partes “inventadas” respecto al libro que en él se basa, esta cinta carecería de ritmo adecuado para el público en general.
Es increíble cómo Peter Jackson, Guillermo del Toro y todos los guionistas han sabido potenciar cada una de las diferentes tramas, convergiendo todas ellas en un mismo punto, uniéndose así con la trilogía inicial de “El Señor de los Anillos”, cosa que los espectadores/lectores no esperábamos puesto que, El hobbit, era totalmente independiente exceptuando la historia de Gollum y el anillo único.
Por otra parte, yo era de esos que se quejaban por la inclusión de Legolas (Orlando Bloom), hijo de Thranduil (Rey de los Elfos Silvanos del bosque Negro) y de Tauriel (Evangelline Lilly), personaje inventado para la ocasión y que no salía nuevamente en el libro. Después de poder disfrutar esta cinta en 3D y HFR, me veo obligado a cambiar de opinión, ya que son capaces de meter ritmo en las peleas contra los orcos a la par que espectacularidad en muchas de las escenas usando planos secuencias.
También sorprende la evolución de la trama de la hoja de Morgul y Dor Guldur, con un innecesarioRadagast y donde Gandalf, (Ian Mckellen), brilla con luz propia mostrándonos a un mago de verdad: nada de juego de luces con rayos de sol o susurrando a las mariposas/polillas, sino un mago digno de admirar.
Peter Jackson nos recuerda una vez más que dirigió, en el año 2005, la versión de King Komg, copiando plano tras plano la secuencia de los insectos gigantes de la isla de la Calavera, pero trasladándolas a la tierra media, cosa que se agradece, pues fue de lo más destacable de este remake. (Aviso: SPOILERS de King Kong en el siguiente video)
También hay algunos nuevos personajes como Beorn “el cambiapieles” que a uno, como fan de Tolkien, le gusta que incluyan, aunque su importancia es prácticamente nula. Hubiese preferido ver aTom Bombadil en “La Comunidad del Anillo”, que a este personaje que para nada interfiere en la misión de la expedición enana.
Como punto negativo a esta quinta aventura basada en el universo Tolkien tengo que comentar la nula interpretación de Luck Evans como Bardo, al igual que una Ciudad del Lago que no deja de ser una copia de Rohan, (vista en “Las dos Torres”), pero con puerto pesquero. Una decepción con mayúsculas.
Conclusión: Es una película que se disfruta tanto en su estética como en su ambientación, seguida de su fascinante banda sonora, en la que una vez más te mimetizas con los protagonistas, con la historia y con esos 13 enanos que la componen. Tiene momentos simplemente mágicos, como la escenas de los barriles y la primera aparición de Smaug, (Benedict Cumberbatch), que nos enseña cómo los dragones pueden ser igual de prepotentes que muchas personas reales a la par que avariciosos, pero que por su larga duración puede hacerse bastante tediosa, pues se echa en falta una lucha final como contaba su predecesora y que hace que ésta termine de una forma demasiado tajante, dejando al espectador “desolado” ante su continuación, como pasó en “Piratas del Caribe: El cofre del Hombre Muerto”.
Tendremos que esperar un año más para ver la conclusión final de esta fantástica aventura, cuyo título será “El Hobbit: Partida y Regreso”.