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En los últimos años, el director David O’Russell se ha puesto más de moda que nunca. Empezó a sonar con la adictiva “Tres Reyes”, dándonos acción y risas en Kuwait, a los pocos años volvió con “The Fighter”, boxeo y problemas familiares, y el año pasado triunfo con “El lado bueno de las cosas”,sentimentalismo y profundidad en estado puro. Toda esta repercusión ha sido más que merecida, puesto que todas las anteriores películas mencionadas son estupendas, por no decir sensacionales.
El problema de ir a ver “American Hustle” (La gran estafa americana), sabiendo de este director, es que uno espera que se supere en cada uno de los puntos “flacos” que sus antiguas películas tenían. Uno que ha vuelto a repetir hasta la saciedad en esta última cinta es la lentitud, esa lentitud que, por ejemplo, en “The Fighter”, a punto estuvo de aburrir al espectador, sin que esto conlleve un descenso en calidad. No es normal que “American Hustle” tarde más de 70 minutos en empezar, o en hacer que el espectador se interese por lo que en un futuro va a pasar a los protagonistas. Si a lo dicho le sumas sufinal, que no es que sea malo, solamente es torpe y carente de expectación, hace que al salir del cine, uno se sienta un poco… estafado.
En contra de este sentimiento tenemos unas actuaciones soberbias por parte de todo el elenco que en él actúa, el tándem de “The Fighter”, protagonizado por Christian Bale y Amy Adams, (a la cual odio como a Sandra Bullock), y el tándem de “El lado bueno de las cosas”, protagonizado por Bradley Cooper y Jennifer Laurence. Estos dos se mezclan y dan una lección de actuaciones dignas de recibir un Óscar por su trabajo, (sin olvidar la actuación de Jeremy Rener), gracias en parte también a sus cambios estéticos y físicos, pero que en el fondo no hacen que nos olvidemos de las deficiencias de su guion, lo cual no implica a su dirección.
Por último, también cabe destacar el estupendo diseño de la cinta en cuanto a vestuario y escenarios inspirados en la década de los 70′s, acompañado por una espectacular banda sonora, (Danny Elfman), recordando temas de Tom Jones, Donna Summer, Bee gees o Elthon John, puestos a conciencia para brindarnos momentos musicales mágicos y así, evitar la dispersión mental del espectador entre conversaciones tediosas y largos planos de lucimiento para el propio David O’Russell, aunque no por ello carentes de interés, ya que algunos recuerdan incluso a Quentin Tarantino, salvando las distancias.
Como nota final diré que puede que en unos días le den el premio Oscar a mejor película, lo cual no quiere decir que se lo merezca, (como ha pasado en otras ocasiones), pero que este año, habiendo películas como “El Lobo de Wall Street”, “12 Años de Esclavitud”, “Gravity” o “Capitán Phillips”, sería un insulto hacia éstas, ya que todas ellas en un modo global son superiores a esta “Gran estafa Americana”, que puede aprovechar el tirón de sus grandes actores y taquilla para conseguir todos los premios que se proponga, pero que en el fondo no deja de ser todo parte del negocio.
Así que ya sabéis, si vuestra vida huele a basura, será por culpa de tomar decisiones, decisiones tóxicas.