Kenneth Branagh ha vuelto a ponerse de acuerdo con Disney para traer de nuevo la historia de Cenicienta a la gran pantalla, pero esta vez con actores de carne y hueso. Cuando Kenneth hizo Thor, muchos espectadores salieron descontentos del resultado final pero, como siempre digo, y no es por defenderle, recrear Asgard de un modo "fiel" al comic y que guste es muy complejo y aún así sigo pensando que tuvo un resultado digno, con fallos en dirección pero disfrutable.
Volviendo a Cenicienta, Kenneth nos trae el cuento que todos conocemos con apenas cambios, profundizando un poco más en los progenitores de la protagonista pero sin sobresaltos en el guión. Mantiene todos los personajillos que en la cinta de animación salían pero, como es lógico, prescindiendo de las famosas canciones. Una estética y escenarios perfectos con unas actuaciones correctas y una duración normal (112 minutos) hacen que Cenicienta se deje ver sin dificultad.
Una versión muy fiel a la original de 1950 que no intenta hacerle sombra en ningún momento (ya que seria imposible) y que cuenta con Helena Bonham Carter como el hada madrina, papel que, a priori, me chocaba pero que, una vez vista, gusta incluso llegando a hacer gracia.